lunes, 3 de mayo de 2010

Tierra batida, territorio español



Llegada la temporada en tierra batida, ha salido a relucir la calidad de los jugadores españoles en esta superficie. 
Desde siempre a los españoles se les ha dado bien el polvo de ladrillo. El origen radica en las escuelas de los clubes de tenis. La primera superficie con la que toman contacto los chavales al empezar es la tierra batida. De ahi que su relación con la arcilla sea muy buena.

Montecarlo nos ofreció un botón del dominio patrio: Ganó Nadal a Fernando Verdasco en la final. En semifinales el madrileño derrotó a David Ferrer. Luego llegó la victoria de Verdasco ante Soderling en el Conde de Godó y ahora el triunfo otra vez del número 3 del mundo en Roma, habiendo 3 españoles en las semifinales, casi ná.

Rafa Nadal es el mayor exponente, pero no podemos -ni debemos- obviar el resto de la armada española que se encarama a las rondas finales cuando llegan los torneos de esta época. Verdasco, Ferrer, Ferrero, Robredo...son jugadores que garantizan un buen resultado en este tipo de competiciones. Aunque claro, bajo la sombra del manacorí, no parece que llegue tanto la luz de los medios de comunicación.

Una muestra más llega cuando nos toca jugar en la Copa Davis. No recuerdo otra superficie en la que se haya jugado en suelo español que no sea la tierra batida. Debido a ello, cuando nos toca jugar fuera es donde nos pillan. La pista rápida se convierte en el sexto jugador de los equipos que reciben al combinado, comandado actualmente por Albert Costa. Moqueta, hierba, cemento...muchas son las trampas que intentan poner las otras federaciones, con todo el derecho del mundo. 



El ritmo más lento de este tipo de pista favorece al estilo de los españoles, además la pelota bota más. Esto lleva a un tipo de juego más defensivo, sostenido desde la línea de fondo, en los que el punto dura más tiempo, con mayor cantidad de pases sobre la red, requiriendo una mayor preparación del tanto para ganarlo. 

Roland Garros es el objetivo de todos los tenistas. Es el único que se celebra en pista lenta y uno de los más emblemáticos, aunque el misticismo de Wimbledon es difícil de superar. Allí irán los nuestros a demostrar una vez más quien reina en el polvo de ladrillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario